viernes, 3 de abril de 2009

ASI ES LA VIDA

Del rosario de muletillas que usamos a diario, ninguna tan eficaz e inofensiva como: “así es la vida”. A veces se nos escapa un solapado y sarcástico “c’est la vie”. Pero el idioma no importa, siempre tiene el mismo efecto: Nos salva de incómodos compromisos, evita empañar la atmósfera con opiniones de doble punta y a nadie le parece que estábamos saliendo del paso.
“Así es la vida” es la multiusos y tiene sus variantes. Sirve tanto para abrir como para cerrar temas. “Fíjate lo que es la vida…” y el cuento empieza. “Claro, porque así es la vida”, y ahí muere el cuento, cerrando con esto el paso a cualquier argumentación. Viene tan a pelo en esas conversaciones intrascendentes en las que, sin darnos cuenta de que era la muerte el tema, soltamos un inofensivo: “cómo es la vida, ¿no?”
Supe de un vecino que decía tener 30 cajas llenas de todas las “mierdas” que su convaleciente esposa había acumulado durante años: Muñequitas de porcelana, sombreritos de paja, mascaritas chinas, gallitos cantarines, camafeos y una muestra variopinta de flores plásticas que el vecino tenía a la venta en su garaje, adelantándosele a la muerte de su cónyuge. El vecino murió ayer y su esposa ha vuelto a colocar todas sus “mierdas” en su santo lugar. “Qué cosas tiene la vida, ¿no?”, dije yo. Y ni se imaginan el discurso que me ahorré.

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